Su presidente nacional, César Camacho, señala que con esto se busca reducir el gasto público y facilitar la construcción de acuerdos. Sin embargo, ¿qué otras consecuencias conllevaría esta reforma?
Erróneamente se piensa que los legisladores de representación proporcional existen sólo para dar cabida en el Congreso a expresiones políticas minoritarias que de otra forma no serían escuchadas.
Se deja de lado que la existencia de los plurinominales en la proporción que actualmente dispone la Constitución constituye una fórmula democrática de control del poder que pueden llegar a tener los partidos políticos.
El Artículo 135 constitucional dispone que para que ésta pueda ser reformada, se requiere el voto de dos terceras partes del Congreso de la Unión, así como la aprobación por la mayoría de las legislaturas de los Estados.
Por otro lado, la actual legislación electoral prevé fórmulas de representación proporcional por las que ningún partido político podrá contar con dos tercios o más de los miembros de cualquiera de las dos Cámaras.
Así, encontramos que la Constitución impide que un solo partido político, independientemente de la popularidad electoral que pudiese llegar a alcanzar, tenga poder suficiente como para modificar, de forma unilateral, nuestro ordenamiento jurídico supremo.
Mas de proceder esta reforma, ya no sería posible impedir que un solo partido conforme hasta el 80 por ciento de la Cámara de Diputados (pues 300 serían electos por mayoría simple y sólo 100 por representación proporcional) y/o el 67 por ciento de la Cámara de Senadores (pues 64 corresponderían a la mayoría ganadora y 32 serían para las primeras minorías).
Un solo ente político tendría la libertad de modificar el único instrumento legal que está por encima de cualquier poder público.
Si elimináramos 100 Diputados plurinominales a la composición actual de la Cámara, la representación de todos los partidos políticos disminuye, a excepción de la del PRI, la cual aumenta casi 5 puntos.
Situación similar en caso de eliminar la representación proporcional en la Cámara de Senadores, pues ese partido es también quien resulta más beneficiado.
Parece que el PRI olvidó mencionar ese detalle al exponer las razones detrás de la consulta ciudadana que propone.
Si la finalidad fuera reducir el gasto público y facilitar la construcción de acuerdos reduciendo el abrumador número de legisladores en el Congreso, tal como afirmó César Camacho, en el caso de los Diputados se podrían eliminar esas 100 curules plurinominales, pero además restar 150 uninominales, conservando el mismo balance que hoy tenemos de 60 por ciento de los lugares asignados por mayoría relativa y 40 por ciento por representación proporcional; y en el caso de los Senadores, podrían reducirse los plurinominales a la mitad.
Esto, además de cumplir con la finalidad que pretende la propuesta, sería consistente con la fórmula constitucional que impide que un solo partido tenga poder suficiente como para reformar la Constitución de forma unilateral, y además no le daría un beneficio político al PRI.
Lamentablemente, con la consulta popular actual se toma ventaja del resentimiento generalizado del pueblo hacia nuestros legisladores, acentuado aún más en caso de los plurinominales, para que el PRI justifique lo que muy probablemente será un aumento en su poder, no sólo poniendo a prueba el sano juicio de los mexicanos, sino desbaratando un esquema que resultará en un desbalance democrático en el poder.