Aclaro que la calificación de los candidatos será únicamente sobre lo atendido en el debate.
Comienzo por la persona que considero ganó el debate: Gabriel Quadri de la Torre.
Esto de manera que al ser el candidato menos favorecido en las encuestas, el menos popular y el más desconocido de los cuatro por un margen bastante amplio, supo aprovechar su contexto de maravilla, de manera que mientras “los políticos” se atacaban entre sí, Gabriel Quadri aprovechó para identificarse con los ciudadanos y decirle a todo México que él es como ellos. Además demostró ser un hombre capaz y con propuestas serias y muy bien estudiadas; cuestión que se evidencia del análisis de lo que propuso, así como de la coherencia y fluidez con la que exponía.
El dominio de los temas aunado al respeto que le dio al debate, tratando los temas al pié de la letra, la ausencia de ataques contra su candidatura y la propensión a alienar a sus contrincantes de los ciudadanos le dan, en mi opinión, la victoria de este debate. Una victoria que se verá reflejada en las encuestas en los próximos días y podría significar incluso la permanencia del partido Nueva Alianza en el registro.
La participación que más me gustó, y que en mi opinión hizo muy ameno el debate, fue la del candidato Andrés Manuel López Obrador.
López Obrador, un caudillo nato, pareció sentirse poseedor de un “fuero” respecto a las reglas del debate y decidió aprovechar el tremendo alcance que tuvo la transmisión para demostrarle a México por qué votar por el candidato del PRI, quien aparenta encabezar la preferencia del electorado, es un error que podría costarle el futuro hasta a nuestros hijos.
Comenzó por encausar los actuales monopolios al ex presidente Carlos Salinas de Gortari, a quien considera parte de un grupo de élite dominante que controla los medios de comunicación, cuyos miembros se han dedicado a protegerse entre ellos a expensas de los recursos públicos; mismo grupo que ha evitado la transmisión del debate a mayor audiencia porque no les conviene que la gente sepa quién es su candidato predilecto, Enrique Peña Nieto: un candidato que buscan imponer con la mercadotecnia y el tráfico de ignorancia de la gente.
Después de hacer una analogía respecto al regreso del PRI comparándola con el regreso de Santa Anna a la presidencia a petición de los conservadores después de perder gran parte del territorio mexicano, López Obrador arremete contra Peña Nieto al vincularlo con los actos de corrupción de su tío, Arturo Montiel, cuando el primero fue nombrado secretario de administración, a lo que el candidato del PRI responde acusándole sobre los actos de corrupción de su círculo cercano, entre los que se encontraba Bejarano y Ponce. Para esto, López Obrador replica indicando que Ponce está en la cárcel y Bejarano lo estuvo en su tiempo, mientras que sorprendentemente, “Usted que fue secretario de finanzas está aquí…”, seguida la réplica de la muestra de una foto en la cual Peña Nieto sale abrazado de Salinas de Gortari.
A pesar de que el candidato de las izquierdas no se hubiese pronunciado sobre gran parte de los temas a tratar en el debate, aprovechó el gran auditorio para encarar de frente a Enrique Peña Nieto e informarle a México quién es realmente el candidato del PRI; y considero que eso, aunque rompió con el esquema de debate propuesto, era algo de lo que los mexicanos necesariamente debían enterarse y no lo hubieran podido hacer con tanto alcance, de ninguna otra manera.
A pesar de lo anterior, la sorpresa del debate, en mi opinión, fue Enrique Peña Nieto. Ya conocía las propuestas de Quadri y que AMLO participara de ese modo no era del todo imprevisible, pero el hecho de que Peña Nieto pudiera defenderse sin leer un teleprompter es algo difícil de creer incluso ahora.
A pesar de los constantes ataques por parte de Vázquez Mota y López Obrador, Enrique Peña Nieto supo responder a los mismos sin ponerse en ridículo o decir alguna incoherencia como lo ha hecho ya en muchas de las ocasiones en el pasado. Definitivamente superó las expectativas de todos, pienso que incluso las de su propio equipo y logró, además, hacer quedar mal a la candidata del PAN al declinar la invitación personal de éste a corroborar el cumplimiento de sus compromisos cuando fue gobernador del Estado de México.
Siendo realista, considero que el equipo de Enrique Peña Nieto nunca se propuso seriamente que su candidato fuese el ganador del debate o que explicara a detalle sus planes para México de la forma que Quadri lo hizo. La idea era prepararlo para hacerlo ver lo menos mal posible, y considerando eventos como la Feria Internacional del Libro, la entrevista de El País en la que le preguntan sobre la canasta básica y su dependencia en los teleprompters, pudo haber hecho un papel mucho peor en el debate.
Aunque la propia candidata del PAN ya se haya autoproclamado ganadora del debate, pienso que Josefina Vázquez Mota fue quien perdió. Esto por cuatro razones.
La primera, apuntada inteligentemente por el candidato del PRI, es respecto a las ausencias de Vázquez Mota en la Cámara de Diputados. A pesar de su insistencia en que asistió al 90% de las votaciones, el sitio web del mismo organismo, evidencia algo muy distinto a lo que ella falazmente afirma frente a miles de mexicanos. Ella se ausentó 75 de 118 posibles votaciones, dejando un deplorable récord de 36% de asistencia, no obstante el cobro íntegro de su salario.
Otra razón recae en lo contradictorio que resultan ciertas de sus propuestas, ya que ella habla de remover el cargo de diputado plurinominal cuando ella misma ocupó este cargo en dos ocasiones: la primera comenzando en el año 2000 y la otra desde el 2009 hasta la fecha en que tuvo que abandonar su cargo para poder perseguir la candidatura presidencial del PAN en Septiembre de 2011. ¿Será que a menos de un año ya cambió su postura, o será que está dispuesta a proponer lo que sea, con el fin de ganar votos?
Algo que me sorprende es el hecho de que el PAN tenga spots electorales en los que supuestamente evidencian que algunos de los compromisos hechos por Enrique Peña Nieto jamás fueron cumplidos, pero cuando el ex gobernador del Estado de México le extiende la invitación personal para evidenciar que sí los cumplió, ella se niega únicamente diciendo que “los hechos hablan por sí solos”. En esta ocasión tengo que estar a favor de lo que plantea Enrique Peña Nieto: si no están dispuestos a revisar las tareas, no las califiquen.
Finalmente, y lo que considero lo más deplorable de todo el debate es respecto a la conclusión de Vázquez Mota al final del debate; en específico, en la parte en la que la candidata presidencial expone al pueblo mexicano la decisión de que “continúe” la paz y cumplimiento de la ley y la estabilidad. Una persona que piensa que lo que está viviendo México en la actualidad es la paz, el cumplimiento de la ley y la estabilidad, tiene una concepción muy alejada de la realidad, pero el hecho de que un CANDIDATO A LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA piense que el México que vivimos es un México de paz, de leyes y de estabilidad, es el más grande de los descaros y una gran ofensa no únicamente para las miles de víctimas de este innegable clima de inseguridad y violencia nacional, sino para todo el pueblo mexicano.