Después de ponerle un poco de atención al contexto político que determina el rumbo del país, así como unas cuantas sesiones de reflexión al respecto en el último año, concluyo que la democracia mexicana, percibida desde la óptica constitucional, es un fracaso.
La caída del sistema en 1988, el lamentable asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994, el fraude electoral en 2006 y finalmente la compraventa de la Presidencia de la República en 2012; México no se ha caracterizado por la legitimidad de sus presidentes ni por la eficacia de sus instituciones.
El auge de la tecnología materializado en el internet, redes sociales y la facilidad para la comunicación mundial nos ha permitido, a unos cuantos privilegiados que tenemos acceso a ellas, darnos cuenta de los límites a los que llegaran algunos políticos sin escrúpulos para obtener el poder.
¿Cómo nos habríamos dado cuenta de la descarada compra de votos del Partido Revolucionario Institucional de no haber sido por los distintos videos publicados en Youtube que evidenciaban cantidades desmedidas de despensas, promesas de pagos a cambio del voto en juntas de colonia y hasta el pago en efectivo de dinero a cambio del voto del ciudadano con escasez de recursos? ¿Hubiéramos sabido de los monederos de Soriana y de Monex a los que recurrió el PRI para comprar la voluntad del pueblo?
¿En donde hubiéramos visto el video del Presidente Enrique Peña Nieto haciendo su actuación estelar en la Feria Internacional del Libro? ¿Las reclamaciones sobre Atenco en la Universidad Iberoamericana, su escondite en un baño de la universidad y su posterior huida de la misma?
Inclusive, ¿hubiera surgido el movimiento de oposición Yo soy 132 si el video no hubiera sido difundido en internet de la manera en que lo fue?
Estos “tropezones” del ahora presidente fueron temas que poco, si no es que nulamente, fueron cubiertos por nuestras cadenas televisivas, mismas que son fuente única de información para millones de ciudadanos.
La tecnología nos permitió poner en evidencia esa discrepancia entre lo que nos dicen los oligopólicos medios de comunicación televisivos y los grandes periódicos, la mayoría aliados con el PRI para compartir el hueso de la presidencia, con una realidad muy distinta a la que ellos nos quieren hacer creer.
A pesar de todo lo anterior, no bastó para evitar que lo planeado por arcaico PRI diera frutos.
El endeudamiento absurdo que contrajeron los Estados y municipios gobernados por el PRI, cuyo destino se desconoce en los libros, pero en boca de muchos se sabe que fue usado para patrocinar la compraventa de la Presidencia de la República, pues comprar el voto de millones de mexicanos, callar a los medios de comunicación y mantener en línea a toda la estructura priísta no sale nada barato, no fue suficiente para que el PRI no ganara.
En México, afirmar que el pueblo castiga a los malos gobiernos con el voto, da risa; el sistema está diseñado para hacer esto posible.
Cuando en el país viven más de sesenta millones de pobres que no pueden cubrir sus necesidades básicas y que no saben si tendrán dinero para comer el día siguiente, ¿cómo van a negar el pago de quinientos o mil pesos por depositar un papel en una urna?
El aumento en la pobreza es sistemático. Podemos decir que gracias al gobierno del PAN, nuestra economía se encuentra bien en términos netos de producción y acumulación de riqueza, pero cada vez crece más el número de pobres y la polarización de la sociedad.
Esto no es casualidad. Un pueblo pobre, sin educación e ignorante, que sólo se preocupa por temas banales como el fútbol y la borrachera del fin de semana, es un pueblo sumamente fácil de manipular por las personas que luchan por el poder.
Vivo en un país en el que más de cien mil muertos son olvidados por un video de despedida de menos de cuatro minutos.
El tema del día de hoy no son unos disturbios en San Lázaro patrocinados por no sé quién.
El tema de hoy es que hoy se consuma una descarada compraventa de la presidencia.
El tema de hoy es que, en México, el pueblo no tiene verdadera voz en la política.
El tema de hoy es que en mi país la democracia no existe, y espero que cuando mi gente se de cuenta, no sea demasiado tarde.
-Javier Náñez Pro